El volumen es, junto con la forma, uno de los aspectos que distingue a los objetos que nos rodean. Depende de la luz y, por consiguiente, de las sombras que ésta produce. La definición correcta del volumen de un objeto consiste en valorar exactamente las intensidades de sus sombras.
Podemos establecer dos clases de sombras: las propias y las proyectadas.
Sombras propias son las que se origina el objeto a sí mismo, y las proyectadas son las que produce en las superficies vecinas. Tambien hay que tener en cuenta los reflejos producidos por la luz que proyectan las superficies u objetos vecinos, ya que aclaran la sombra propia.
Entre la luz y la sombra, hay una zona de transición o de medias tintas, y que puede variar en extensión dependiendo de la intensidad de la luz.


Para tener una concepción objetiva de la obra que deseamos ejecutar debemos considerar que al reflejarse la luz en los objetos en diferentes formas y en distintas cantidades ( en las que intervienen tanto las texturas como las calidades físicas de esos objetos) es fundamental la relación entre la luz y la forma que modela los espacios haciendo visible al espectador sobre un solo plano la concepción de la forma en sus tres dimensiones.
En las pinturas al óleo, la idea de volumen en muchas ocasiones se representa no tan solo con el juego de luces, sombras, penumbras, se hace jugar también la cantidad de materia que colocamos sobre el lienzo o sobre el soporte, manifestando de forma surrealista la idea de ese volumen, mas que intentar representar de forma hiper realista o realista esas figuras humanas o esos objetos.

Recordandoles que el trabajo a realizar debe ser similar a las estructuras que son presentadas como ejemplo de Shutterstock stock, usando una armonia de análogos para poder generar el volumen en su estructura.